Mi última salida fue un tanto agridulce, de hecho fue bastante mas "agri" que "dulce".
Tenía a penas media hora antes de trabajar para pegar un par de lances, pero viendo las condiciones había que probar. No tenía pensado poner la cámara a grabar pero al ver el mar no era difícil imaginarse que alguna iba a rondar cerca. Al segundo lance un gran robalo ataca el vinilo. Todo fenomenal hasta aquí... Pero la picada ya la note un tanto extraña y al intentar clavarla siento que no hago tensión a penas... Freno flojo??? No lo oigo... Bobina mal puesta??? Muy raro... Tardo unos segundos en darme cuenta de lo que pasa y es, que de haber estado pescando hace unos días con jigs y lanzando una barbaridad, el trenzado quedó flojo y resbalaba totalmente sobre la bobina. Personalmente nunca me había pasado, pero si lo he visto en varias ocasiones y suele ser una tontería ya que te das cuenta en algún tirón o en algún pequeño enganche, pero cuando lo haces con una buena picada deja de ser una anécdota, para convertirse en una pelea en desventaja por mi parte.
El rival ya ha aprovechado mis segundos de incapacidad para cruzarse hacia unos bajos, pero una vez que pude apretar un poco el hilo conseguí empezar a hacerle frente. Parece que la lucha se iguala pero nada mas lejos de la realidad, yo cobraba lo que podía sin a penas control y sin la siempre inestimable ayuda del freno. Tras la extraña batalla aparece ante mi...cansado...mirándome...como pidiendo clemencia, y el vinilo completamente visible fuera de la boca.... Esperando la ayuda de una ola para vararla, primer momento de tensión en la linea, el vinilo se suelta con tremenda suavidad. Los dos tuvimos esos segundos de sorpresa, inmóviles... Y después nos dijimos adiós... O hasta la vista!!!
La pequeña parte "dulce" del día no se hizo esperar... Dos lances después, con los ánimos por los suelos, y aprovechando aún las primeras vueltas de carrete para apretar un poco la linea, el tiempo justo para sentir otra lubina, en este caso de menor porte y que navega hacia mi como entregándose a un destino inevitable.
Pese al resultado, de gusto disfrutar de momentos así, ya que no importa pescar sino ir a pescar.
Aquí os dejo los vídeos, aunque no se ve demasiado bien por la distancia y la poca luz que había.